domingo, 8 de diciembre de 2013

Una semana inolvidable



Hola a todos,

Abrí este blog para escribir sobre mis experiencias, y en estos momentos no puedo pensar en otra cosa que no sea la experiencia tan increíble que acabo de vivir. Hace tiempo me dieron una beca para estudiar inglés durante una semana en Granada. Escogí ese destino y la semana del 2 al 6 de diciembre, y definitivamente no pude escoger mejor.
Cuando llegué allí estaba extrañamente emocionado. Me embarcaba en una nueva aventura y me adentré en una ciudad desconocida deseando ver qué me deparaba el futuro. Llegué al hotel y me avisaron de que mi compañero de habitación no había llegado todavía. Había estado preguntándome qué tipo de persona sería y si nos llevaríamos bien.
Resultó ser un tipo estupendo que rápidamente se convirtió en un gran amigo.
Cuando bajamos a cenar junto con nuestros nuevos compañeros del pasillo, ya estaba prácticamente todo el curso abajo, sentados en las mesas y cenando. Enseguida todos nos saludaron amigablemente y nos dedicaron sonrisas de bienvenida. Éramos más de treinta personas, y yo no me había esperado un grupo tan numeroso, pero me sentía cómodo. Todos eran nuevos aquel día, igual que yo, y tenía el presentimiento que algo grande estaba a punto de comenzar.
Mientras cenábamos, en nuestra mesa de 11 miembros comenzamos a hablar y conocernos un poco. Qué habíamos hecho antes de llegar allí, nuestros nombres, cómo habíamos llegado al hotel... Pequeños detalles significativos sobre nosotros que probablente (pensé con acierto) deberíamos repetir alguna que otra vez para que los demás los recordaran.
Aquella noche salimos para celebrar nuestra llegada. Fuimos a tomar algo a diversos locales, pero lo importante era la compañía. Hicimos un círculo y comenzamos a presentarnos a los que serían nuestros compañeros día y noche durante una semana. Reinaba un ambiente de emoción, ilusión y ganas por compartir cosas aquella misma noche. Noté que todos se sentían igual que yo.
A la mañana siguiente nos dieron la bienvenida al curso y nos dividieron en clases según nuestro nivel de inglés. Allí coincidí con mi compañero de habitación y con dos chicas increíbles que pronto se convertirían en buenas amigas mías.
Durante las clases reíamos con los juegos de los profesores y nos ayudó a unirnos mucho más, pero fuera de ellas era cuando todos vivíamos momentos que yo, personalmente, nunca olvidaré:
Esos momentos de complicidad pensando que nunca llegaba la hora de comer y todos deseando probar bocado, esas noches de fiesta y muy poco sueño teniendo que madrugar a la mañana siguiente, con sus consiguientes caras de zombis durante el desayuno; esas veinte o treinta veces que cantábamos el cumpleaños feliz a grito pelado, fuera el cumpleaños de alguien o no; esas caras de decepción cuando salíamos a pasear y veíamos la poca agua que llevaba el río Genil; esas pintas de guiris que teníamos durante las excursiones escuchando charlas en inglés, esas miradas soñadoras a la Sierra Nevada desde la escalera de incendios, deseando salir a conocer la ciudad mientras brillara el Sol y no únicamente de noche...
Necesitaba realmente esas "mini-vacaciones". Liberarme un poco del estrés que genera vivir en Madrid, una ciudad llena de gente y ruido. Ha sido como si esta semana todo volviese a empezar: Gente totalmente nueva en un sitio desconocido... Una experiencia única e inolvidable que recomiendo encarecidamente.
Fue realmente triste el momento de la despedida, cuando todos debíamos aceptar que aquello ya iba a terminar. No queríamos aceptarlo y volver a la "vida real".
Mientras todos íbamos de camino a casa, estábamos conectados por whatsapp, todos con pena avisando de cómo iban en su viaje de vuelta. Yo me imaginaba mentalmente un mapa de España, con un montón de puntitos acumulados en Granada, y ese día visualicé cómo los puntitos se iban dividiendo y separando, cada uno siguiendo su propio camino por tierra, mar o aire.
No pensé que fuera a encontrarme con gente tan agradable y simpática que en tan poco tiempo me haría sentir parte de algo tan grande. Nunca los olvidaré.
Ahora mismo, siento como si todo aquello hubiera sido un sueño. Fueron unos días memorables en Granada, pero ahora me encuentro en Madrid como si nada hubiese cambiado, y me siento un poco frustrado con la vida por haberme dado tanto de golpe y ahora dejarme sin nada de lo que ha sido mi rutina esta semana. Si tuviese que definir esta semana con un adjetivo, sin duda sería "intensa". Mucha gente puede pensar que una semana no da para tanto, pero les aseguraría que hay que vivir algo así para saber de qué se trata. Una cosa es segura, experiencias como estas son las que forjan la vida y el destino de cada uno, y tras esto, no volveré a ser el mismo, gracias a mis compañeros de la semana 49 del curso de inmersión en lengua inglesa de la UIMP.

James Whitaker.

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